¡Qué triste relato está aquí! ¿Es el Israel del Señor de quien se habla así? ¿Y la casa de Israel, en verdad, no sólo se deshonra así por el pecado, sino que trae odio por el buen camino con su conducta? ¡Lector! ¡Qué solemne es que los hijos de Dios sean así descubiertos! ¡Señor, guarda a tus redimidos por tu gracia, para que no hagan blasfemar al enemigo!

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