REFLEXIONES

¡Bendito Señor Jesús! Mientras leo este Capítulo, creo que rogaría por la gracia y la fe para estar en vivo ejercicio, para que pueda figurarme a mí mismo, mi Dios y Salvador, hablando así a mi alma, y ​​a las almas de su pueblo, en la misma misericordia. palabras, como hiciste en la sinagoga de los judíos en los días de tu carne. Ciertamente el Espíritu de Jehová estaba sobre ti entonces, cuando fuiste ungido para predicar el evangelio a los pobres; y ciertamente ahora que has terminado la obra de redención, y has vuelto a la gloria, enviarás, según tu promesa antes de tu partida, el Espíritu sobre tu pueblo, para que todos te den testimonio, mientras reciben esas palabras de gracia que aún proceden. de tu boca.

Tu brazo de poder es el mismo, y tu amor es el mismo, todos los propósitos de tu salvación son los mismos; y ahora, cada día, por las dulces influencias de tu Espíritu, predicas buenas nuevas a los mansos, vendas a los quebrantados de corazón, proclamas la libertad a los pobres cautivos y la apertura de la cárcel a los presos. ¡Granizo! Tú, Todopoderoso Salvador de los pobres pecadores perdidos.

Y ¡oh! ¡Ministros de mi Dios! he aquí en Jesús, cuál debe ser su plan de ministerio. Enviado por él para actuar como pastores en su nombre, ¿no será la mansedumbre, la mansedumbre de Cristo, su modelo y ejemplo? ¿Vino el Hijo de Dios a predicar buenas nuevas a los mansos y no queréis vosotros, que habéis sentido en vuestras propias almas la bienaventuranza de esas nuevas de salvación, salir gozosamente y predicar el evangelio a toda criatura?

¿Jesús vendó a los quebrantados de corazón y les abrió las puertas de la prisión a los presos? ¿Y no diréis a todo pobre pecador de corazón quebrantado con quien os encontréis, que hay salvación para ellos en su nombre? Jesús fue apacible y misericordioso; no quebrar la caña cascada, ni apagar el pábilo humeante; ¿Y no será apto el siervo del Señor para enseñar, paciente, instruyendo con mansedumbre a los que se oponen a sí mismos, si Dios acaso les concederá arrepentimiento para el conocimiento de la verdad?

¡Seguidores de Jesús! cuya simiente es conocida entre los gentiles, y tu descendencia entre los pueblos, he aquí lo que se dice de tu Señor; sí, lo que dice con más gracia de sí mismo; y pon tu humilde y modesta pretensión, para que él consuele a todos los que lloran, y te dé belleza en lugar de ceniza, aceite de gozo por el duelo, y manto de alabanza por el espíritu de tristeza. Bendito Señor Jesús? Haz que todo tu pueblo, tus redimidos, se regocije en ti, como tú te regocijaste en la salvación de Jehová. Y mientras vistes todo lo tuyo con las vestiduras de tu salvación, y las cubres con el manto de tu justicia; Haz que vivan para tu gloria, y que su justicia y alabanza broten en ti delante de todas las naciones. Amén.

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