Este pasaje parece ser una ruptura en medio del sermón del Profeta, en el que se dirige fervientemente al Señor en oración, y es una oración bendita. No necesita comentarios, porque es tan claro como serio. Estas son benditas interrupciones de la predicación, cuando el Hombre de Dios deja por un momento de hablar a su pueblo, de Dios para hablar por su pueblo a Dios.

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