Si bien el Profeta usó la fidelidad, no olvidó la exhortación. Es deber de los ministros tanto amonestar como reprender. Y nunca hubo un siervo del Señor más tierno, en sus persuasiones para con el Rey y el pueblo, que Jeremías. Así se les ordena que sean todos los ministros de Jesús. 2 Timoteo 4:1 .

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad