REFLEXIONES

Al contemplar la división de Canaán por parte del Señor para su pueblo, mi alma de buena gana clamará: Tú, Señor, escogerás mi herencia para mí, y tú serás mi escondite para siempre. Instruido por ti, bendito Espíritu, como Caleb, que el monte del Hebrón espiritual sea mi porción, y allí pueda descansar en Jesús en quien habita toda plenitud. El carácter bien conocido de los habitantes de los jardines es escuchar tu voz, asociarse con tu pueblo, sentarse a tus ordenanzas y morar en tu casa.

¡Señor Jesus! que este sea mi empleo mientras pasa y pasa por este estado de peregrinación. Tu Dios y Padre será mi Dios y Padre, y tu Espíritu Santo será mi guía; Entonces beberé dulcemente de las fuentes de la salvación; entonces seré refrescado continuamente en el Hebrón de mi Dios, hasta que haya pasado de poder en poder, y de una manifestación de gracia a otra, por fin con todos los los redimidos del Señor aparecen delante de mi Dios en Sion.

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