Misericordia, paz y amor sean multiplicados.

Ruego detener al lector en este versículo, para observarle, que estos saludos apostólicos, no deben ser considerados, como es de temer que lo sean con demasiada frecuencia, tantas palabras por supuesto. Son como tantas oraciones, así como bendiciones de los Apóstoles, y la Iglesia no las puede valorar demasiado. Misericordia del Padre, Paz en y de Jesucristo, y Amor en y por el Espíritu Santo, siguen muy dulcemente lo que se dijo antes como los frutos y efectos de esos actos gloriosos, de los Santos Tres en Uno, en las manifestaciones de la Alianza.

¡Lector! será tanto su misericordia como la mía, si encontramos esos frutos diarios, en nuestro pan de cada día, del amor eterno de Jehová por su Iglesia en Cristo. Dios, en su triple carácter de personas, es la fuente de toda misericordia, paz y amor. Y dulce, sí, muy dulce es cuando Dios el Espíritu Santo da a conocer estas cosas para nuestro gozo; revelándonoslos con sus influencias bondadosas, dirigiendo nuestros corazones hacia el amor de Dios y hacia la paciente espera de Cristo.

( 2 Tesalonicenses 3:5 ) Quisiera orar por esas muestras de gracia de amor del Espíritu Santo, para poder vivir en el disfrute de la misericordia, la paz y el amor de todas las Personas de la Deidad. Pero mientras disfruto de los frutos, rezaría aún más para vivir de la Causa. Mientras disfruto del regalo, amaría infinitamente más y valoraría al Dador.

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