Todas estas protestas fuertes, pero llenas de gracia, conducen al arrepentimiento. Todos transmiten lo que sería justicia en verdad, pero con la gracia que los acompaña, se preparan para la misericordia. ¡Oh! Cuán preciosa es esa salvación rica y completa, en la que el Señor, en la persona de nuestro Gran Representante, se vengó de nuestros pecados, perdonando en él al pecador. De ahí la certeza de esa bendita doctrina. Romanos 3:26 .

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