REFLEXIONES

¡Mi alma! en todas las contiendas y animosidades de la vida, y especialmente entre hermanos, nunca pierdas de vista a Él, y su amor inigualable, quien pasa por alto las repetidas provocaciones de tu naturaleza pecaminosa, y a cambio de tus múltiples instancias de ingratitud, se derrama y su plenitud de misericordias en tu seno. ¡Precioso Jesús! en verdad has soportado la contradicción de los pecadores contra ti mismo, y en la cruz te acordaste de nuestra pobre naturaleza ciega, cuando en esa dulce oración, pediste al Padre que perdonara los pecados de la ignorancia, porque no sabían lo que hacían.

Queridísimo Señor, ¿te complacerá ser para mí todo lo que necesito? Completa todas las relaciones: compensa la falta de toda atadura de afinidades naturales, y así influye en mi alma con las gracias restrictivas de tu Espíritu Santo, para que el lenguaje de mi corazón sea el verdadero Shibolet de tu evangelio; para no traicionar nunca tu interés, ni dar al enemigo motivo para blasfemar; sino que sea tu nombre, tu persona, tu justicia, tu salvación, como ungüento derramado, por su fragancia, y mi boca hable cada día de él entre el pueblo, porque no conozco su fin.

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