Todos estos versículos incluyen en su contenido los dos grandes puntos principales de la doctrina del evangelio, a saber, la depravación humana y la benignidad divina. En la paciencia de Dios y las continuas provocaciones del hombre, el lenguaje del profeta nos encuentra en todas direcciones y clama en voz alta en todo lo que está sucediendo en la vida: ¿Quién es un Dios como tú, que perdona la iniquidad y ¿Pasa por alto la transgresión del remanente de su heredad? ¡Pero lector! no pase por alto la causa.

El Profeta que así habla tuvo la comisión del Espíritu Santo para asignar la razón; porque agrega, que fue para realizar la verdad a Jacob, y la misericordia a Abraham. ¡Sí, bendito Jesús! eres la misericordia prometida. Y fue en ti, y en tu salvación prometida, Jehová manifestó su amor perdonador y su misericordia a Israel. ¡Lector! Te encomiendo que leas el relato más precioso e interesante de este amor que da el Profeta. Isaías 63:7 , hasta el final.

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