REFLEXIONES

QUERIDO JESÚS! permíteme, en cada parte de la ley de ordenanzas, mirarte a través de ellas. Y mientras me llamo miembro de tu cuerpo místico, dame la gracia de ser santo como tú eres santo. Apartame, oh DIOS mío, de todo lo inmundo. Aleje de mí toda inmundicia, fornicación e inmundicia, y no sea ni una sola vez nombrada por mí o por tu pueblo, como conviene a los santos. Y ¡oh! tú, por tu bendito ESPÍRITU, mora en mí y permanece en mí.

Haz de mi cuerpo tu templo. Lleva cada pensamiento a la obediencia al cautiverio de CRISTO. Y mientras camina por el mundo, Señor, guárdame de todas las contaminaciones del mundo. Sé tú mi gobernante y guía, para que pueda usar el mundo de tal manera que no abuse de él, porque su moda pasa.

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