REFLEXIONES

EN toda representación típica bajo la ley, oraría fervientemente para que DIOS el ESPÍRITU SANTO ilumine mi entendimiento, para que pueda descubrir la alusión a JESÚS. Ciertamente en la santidad requerida de tus sacerdotes, oh SEÑOR, te contemplo. Y seguramente en el objeto inmaculado de cada sacrificio, tu naturaleza inmaculada solo podría estar implícita. ¡Oh! que sea mi porción, en cada acercamiento a DIOS, llevar en los brazos de mi fe a nadie más que a JESÚS.

¡Dios misericordioso! Guárdame de traer nada mío, a modo de aceptación; porque todo lo que hay en mí, o de mí, es, como lo describe el profeta, desgarrado, cojo y enfermo. Que nunca sacrifique de esta manera al SEÑOR una cosa corrupta. Pero mirándote enteramente a ti, CORDERO de DIOS, en tu infinita santidad, pureza y oblación purificadora del alma, que el SEÑOR acepte esta única ofrenda suficiente de mi mano, y santifique mi alma con tus preciosos méritos y tu muerte.

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