Entonces Jesús despidió a la multitud y entró en la casa; y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. (37) Él respondió y les dijo: El que siembra lo bueno. La semilla es el Hijo del Hombre; (38) El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; pero la cizaña son los hijos del maligno; (39) El enemigo que la sembró es el diablo; el la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

(40) Por tanto, la cizaña se recoge y se quema en el fuego; así será en el fin de este mundo. (41) El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino todos los escándalos y los que hacen iniquidad; (42) Y los echará en un horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. (43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga ".

La explicación de Nuestro Señor de la parábola de la cizaña es tan simple y simple, que no puede necesitar nada más a modo de ilustración, solo ruego al Señor que le dé tanto al escritor como al lector un sentido de la misma, que se pueda encontrar que Tengan oído que oye y ojo que ve, para saber estas cosas que gratuitamente nos son dadas por Dios.

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