¡Mira, lector, mira! qué santos triunfos aguardan al final a la Iglesia. No es suficiente que Jesús expulse a todos los enemigos de su pueblo ante ellos; pero él someterá a todos sus enemigos debajo de ellos. Satanás no solo será magullado, sino que será magullado bajo los pies de los pobres y tímidos seguidores del Señor Jesucristo. El cántico ya se ha cantado en el cielo, en la seguridad de aquellos acontecimientos; y dentro de poco, todos los redimidos de la tierra cantarán el mismo cántico.

Ahora ha venido la salvación y la fuerza, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque ha sido derribado el acusador de nuestros hermanos, que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche; y lo vencieron por la sangre del Cordero. Apocalipsis 12:10

REFLEXIONES

¡LECTOR! no descarte este precioso Capítulo hasta que haya meditado bien una y otra vez su contenido. Piense a qué distancia se entregó esta bendita profecía. Contempla su cumplimiento en la venida del Señor Jesús. Vea qué garantías positivas se dan para su completa realización. Entonces considera los días en que vives; sobre quien han llegado los fines del mundo; y luego, en ferviente oración, entra en los mismos retiros del Señor, y no le des descanso ni paz hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra.

¡Oh! ¡Que la causa de Jesús fue asumida de manera más general y cálida por aquellos que se llaman a sí mismos su pueblo! ¡Oh! que los hombres eran menos egoístas y, en lugar de buscar lo suyo, buscarían las cosas de Jesucristo. ¡Lector! que tú y yo roguemos a Dios que nos conceda la gracia de preferir el interés de Jerusalén por encima de nuestro principal gozo. ¡Señor! Yo diría: ¡Haz el bien con este beneplácito a Sion! Apresura la hora bendita, cuando establecerás tu casa sobre las cimas de los montes, y harás que todas las naciones afluyan a ella. ¡Señor! ¡Haz salir de Sion la ley del evangelio glorioso, y de Jerusalén la palabra del Señor! Amén.

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