(9) Sin embargo, oramos a nuestro Dios, y de día y de noche pusimos guardia contra ellos por causa de ellos. (10) Y Judá dijo: Se ha decaído la fuerza de los que llevan cargas, y hay mucha basura; para que no podamos construir el muro. (11) Y nuestros adversarios dijeron: No sabrán, ni verán, hasta que entremos en medio de ellos, los matemos y hagamos cesar la obra. (12) Y sucedió que cuando vinieron los judíos que habitaban con ellos, nos dijeron diez veces: De todos los lugares de donde volváis a nosotros, vendrán sobre vosotros.

(13) Por tanto, puse en los lugares más bajos detrás del muro, y en los lugares más altos, incluso puse al pueblo en pos de sus familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. (14) Y miré, y me levanté, y dije a los nobles, a los gobernantes y al resto del pueblo: No les temáis; acuérdate del Señor, que es grande y terrible, y lucha por tus hermanos, tus hijos y tus hijas, tus mujeres y tus casas. (15) Y sucedió que cuando nuestros enemigos oyeron que lo sabíamos, y que Dios había anulado su consejo, volvimos todos a la pared, cada uno a su trabajo.

Observe cómo debió de haber sido el Señor con la gente, cuando la obra, a pesar de todos los impedimentos y la fatiga de la gente, se llevó a cabo en tan poco tiempo.

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