Quisiera pedirle al lector que lea detenidamente esos versículos con reverencia y atención, a fin de comentar conmigo el valor infinito que nuestro DIOS ha puesto en la sangre de ese gran Sacrificio, que todos estos servicios representaban. ¡Qué profusión de sangre se derramaba aquí continuamente! ¡Qué terrible convicción de pecado debería ofrecer! y qué testimonio tan precioso presenta de la importancia infinita de él y de su único sacrificio, que ha acabado con el pecado para siempre; e hizo perfectos a los que llegaban a ella.

¡SEÑOR! escribe en mi alma, con caracteres que nunca se borrarán, que sin derramamiento de (Su) sangre no hay remisión. Hebreos 9:22 .

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