El mal persigue a los pecadores, pero al justo se le paga bien. El hombre bueno deja herencia a los hijos de sus hijos, y la riqueza del pecador está reservada para el justo. Mucho alimento hay en la labranza del pobre, pero hay quien se destruye por falta de juicio. El que perdona su vara aborrece a su hijo, pero el que lo ama lo castiga a tiempo. El justo come para saciar su alma, pero el vientre de los impíos falta.

Señor, imprime en mi alma todas tus pesadas verdades, y dame que te busque en toda tu palabra, como si fuera un tesoro escondido.

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