Ve a la hormiga, perezoso; Considera sus caminos y sé prudente: la cual, sin guía, ni supervisor ni gobernante, le da de comer en el verano, y recoge su pan en la mies. ¿Hasta cuándo dormirás, perezoso? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Aún un poco de sueño, un poco de sueño, un poco de cruzar las manos para dormir: así vendrá tu pobreza como un viajero, y tu necesidad como un hombre armado.

Estas son hermosas escrituras en las que el Señor envía a su pueblo a recibir instrucción de las criaturas inferiores de su creación. Porque en el punto del conocimiento divino a causa de la caída, el hombre está hundido más bajo que el instinto de la bestia, en proveer para su propia seguridad eterna. Tenemos otro hermoso pasaje con el mismo efecto. Jeremias 8:7

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