REFLEXIONES

¡Mi alma! Al leer este capítulo, te diría, como Noemí le hizo a Rut: ¿No buscaré descanso para ti? ¿Y puede haber algún descanso de este lado de la tumba, sino en Jesús? ¿No es él el reposo con que el Señor hará descansar al cansado, y no es él el refrigerio? Y como un estímulo para ir a él, ¿no puedo decir como sine lo hizo: ¿No es de mi parentela? ¿No se ha casado con nuestra naturaleza: la ha unido a sí mismo y se ha convertido en hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne? ¿Y puedo ir a uno más cercano y más querido que él? ¿Y no celebra una fiesta constante en sus temporadas de cosecha? ¿Y no son perpetuos en su iglesia? ¡Oh! por la gracia de ungirme a mí mismo, y los dulces lavamientos del Espíritu Santo, para que pueda ir y acostarme a sus pies, y buscar de las bienaventuradas condescendencias de su amor, para que extienda su manto de justicia,

¡Y, querido Jesús! dame gracia mientras espero a tus pies, para que pueda permanecer pasivo hasta la mañana. ¡Oh! para que los vivos actos de fe crean lo que mi Dios ha prometido, y que él hará la parte del pariente, porque él lo ha dicho. Él es el Santo de Israel, y todos los santos de Dios han dado testimonio de su fidelidad. Ayúdame, Señor, a creer en todo evento: a confiar y depender de ti, por muy desalentadoras que parezcan las circunstancias.

Y tú, Dios bendito, concédeme tal grado de fe, que pueda ser capacitado para hacer una aplicación de tus promesas generales a mis propias circunstancias particulares: y si es necesario, camina al patriarca, contra esperanza para creer en la esperanza; y como él, para ser fuerte en la fe, dando gloria a mi Dios fiel.

¡Y Espíritu Santo, de toda verdad! como tú eres el glorificador de Jesús, por tus benditas influencias, glorifica ASÍ al Señor Cristo a mi vista, para que pueda contemplar en él al mismo Salvador que mi alma necesita, y en mí mismo pueda contemplar las mismas circunstancias que hace que Jesús sea un Salvador tan adecuado para mí. ¡Oh! por tu gracia constreñida, para fijar mi alma firme en esta verdad incuestionable, que mis deseos por Jesús no son más fervientes, cuando esos anhelos son más altos, que los deseos de Jesús por mí.

El Dios-hombre, mi esposo, hermano, amigo, no descansará hasta que haya terminado lo que comenzó con justicia. El salvará; se regocijará por mí con gozo. Descansará en el suyo. amor: se regocijará por mí con cánticos. Su nombre es Jesús: lo es, será Jesús. salvará a su pueblo de sus pecados.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad