Cristo es frecuentemente representado en las Escrituras como anhelando el año de sus redimidos, antes de su venida; y tanto Cristo como la Iglesia anhelan también que su segunda venida sea glorificado en sus santos y admirado en todos los que creen. En ese día arrancará de su reino todo lo que ofende; y entonces se escucharán cánticos de eterna salvación y gozo entre todos sus redimidos en gloria.

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