Aunque la última parte de este entusiasta Salmo evidentemente pertenece a la iglesia, y es el lenguaje de la iglesia con respecto a Cristo; sin embargo, no veo por qué no se pueda suponer que la primera parte sea el lenguaje de Cristo. Es bien sabido que nuestro Señor pasó noches enteras en oración a Dios; y la naturaleza santa de Jesucristo hombre, bien podemos suponer, anhelaba el disfrute eterno e ininterrumpido del Dios celestial. Ruego al lector que marque la vehemencia de expresión en estos versículos. ¡Oh! por los santos anhelos del alma! ¡Oh! por más del espíritu de Jesús!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad