REFLEXIONES

PIENSA Lector! De todo lo que tú y yo hemos visto y atravesado, al leer los pecados y las penas de la pobre naturaleza caída, qué estado tan espantoso fue esa naturaleza en la caída, y qué bendita liberación de la culpa, el dominio y el castigo sin fin. de ella, por la empresa misericordiosa y el cumplimiento de la salvación, por el Señor Jesucristo. ¡Oh! Tú Grande, Glorioso y Todopoderoso Benefactor de tu pueblo.

Tuyo fue, oh Señor, sacarnos de una ruina de la que nada podría habernos librado sino tú. Es tuyo ahora, oh Señor, para guardarlo. nosotros de. Una ruina que aún nos derribaría, si tu gracia no nos preservara. Y es tuyo, oh Señor, para siempre evitar que caigamos, y presentarnos sin mancha delante de tu trono, en tu reino. ¡Precioso Señor Jesús! Tú, que has sido nuestro preservador y el preservador de tu Iglesia en todos los tiempos, guárdanos hasta el fin y llévanos a tu gloria eterna. Amén.

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