• Jeremias 2:5

    Así ha dicho el SEÑOR: “¿Qué maldad hallaron en mí sus padres, para que se hayan alejado de mí y se hayan ido tras la vanidad haciéndose vanos ellos mismos?

  • Jeremias 2:6

    No dijeron: ‘¿Dónde está el SEÑOR, que nos hizo subir de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, por una tierra árida y de hoyos, por una tierra reseca y de densa oscuridad, por una tierra por la cual ningún hombre ha pasado ni habitó allí hombre alguno?’.

  • Jeremias 2:7

    Yo los introduje en una tierra fértil, para que comieran de su fruto y de lo bueno de ella. Pero cuando entraron, contaminaron mi tierra y convirtieron mi heredad en abominación.

  • Jeremias 2:8

    Los sacerdotes no dijeron: ‘¿Dónde está el SEÑOR?’. Los que se ocupaban de la ley no me conocieron. Los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal y anduvieron tras lo que no aprovecha.

  • Jeremias 2:9

    Por tanto, dice el SEÑOR, aún contenderé contra ustedes; contra los hijos de sus hijos contenderé.

  • Jeremias 2:10

    Pasen a las costas de Quitim y observen. Envíen a Quedar y consideren cuidadosamente. Vean si acaso se ha hecho algo semejante a esto.

  • Jeremias 2:11

    ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, a pesar de que ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha.

  • Jeremias 2:12

    “¡Espántense, oh cielos, y horrorícense por esto! Tiemblen en gran manera, dice el SEÑOR.

  • Jeremias 2:13

    Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me han abandonado a mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.

Continúa después de la publicidad