• Jeremias 4:24

    Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían.

  • Jeremias 4:25

    Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido.

  • Jeremias 4:26

    Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira.

  • Jeremias 4:27

    Porque así ha dicho el SEÑOR: “Todo el país será desolado, aunque no lo consumiré del todo.

  • Jeremias 4:28

    Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer ni desistiré de ello”.

  • Jeremias 4:29

    Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas.

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