El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Los hechos, como los acaba de exponer Cristo, pueden, bajo circunstancias, hacer necesaria una elección muy dolorosa, la de los parientes y la verdad. En caso de disensión en una familia, la política y la conveniencia sugieren compromisos, y esta es la forma de solución que se adopta generalmente en la actualidad. Con demasiada frecuencia, esto significa ceder por parte de los creyentes, lo que equivale a una negación de Jesús. Implica que los lazos terrenales, el amor de los padres, el afecto entre hermanos y hermanas, son más fuertes, tienen un agarre más firme en el corazón, que el mandato expreso de Jesús.

Si hay alguna cesión de principios, de la lectura de las Escrituras, de la oración en privado, de asistir a los servicios de la iglesia, de resentir la blasfemia, entonces hay una negación expresa o implícita de Cristo por parte de alguien que no es digno de Él. Es una exigencia perentoria de preferencia por encima de todos los intereses terrenales. Por supuesto, la confesión concienzuda de Cristo resultará desagradable, pondrá muchas cruces sobre el cristiano ferviente, tal como los romanos obligaron a los que fueron condenados al madero maldito a llevar su propia cruz.

Hay aquí también una referencia profética. El Señor con expresiones de este tipo estaba preparando a sus discípulos para el destino que le esperaba. Sufrió todo,. aun la muerte en la cruz, al confesarnos. Crucifixión, muerte terrible; pero por horrible que sea, significa salvación para nosotros. ¿Se mostrarán Sus discípulos indignos rehusando seguirle por el camino del sufrimiento, cuando unos pocos años de tribulación les traerán el gozo eterno? La vida de un discípulo de Cristo no es suya para usarla con fines egoístas.

Jesús usa aquí la palabra "vida" alternativamente para la vida corporal y para la vida eterna, la salvación del alma. El que busca y aparentemente encuentra su vida aquí en este mundo, en la búsqueda de intereses temporales, y se olvida del cuidado de su alma, perderá la salvación de. su alma. Pero si alguien, por causa de Cristo y en firme confesión de Él, pierde esta vida terrenal con todo lo que tiene que ofrecer, encontrará una compensación más que completa y satisfactoria en la recompensa de la misericordia de la mano de su Señor, el glorias de la vida eterna.

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