Entonces les dice: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; Quedaos aquí y velad conmigo.

Getsemaní, valle de la prensa de aceite, era un pequeño lugar de campo con un gran jardín de olivos, bien conocido también por Judas, porque era un refugio favorito de retiro del Señor. Con pleno conocimiento de todo lo que iba a suceder en esta noche, buscó este lugar de la traición, esperando ganar una última hora de oración. Ocho de los discípulos los dejó a la entrada del jardín. Debían esperarlo allí hasta que terminara de orar en el lugar que señaló.

Sólo llevó consigo a los tres discípulos que habían sido testigos de Su transfiguración, para ver la agonía de Su alma. Sintió la necesidad de alguien en quien confiar, de quien pudiera esperar alguna ayuda en forma de aliento y oración en esta hora. Pues ahora comenzaba a estar muy triste y angustiado, expresión que indica la más angustiosa y aterradora aflicción espiritual.

En Su agonía Él les grita que Su alma está sumamente triste, rodeada y abrumada con una tristeza de la clase más penosa. Los terrores de la muerte caían sobre él. Les rogó por al menos alguna medida de compañía y poder sustentador a través de la oración. Y aun así la angustia de Su alma aumentaba, haciendo insoportable incluso la cercanía de estos discípulos.

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