• 2 Corintios 1:3

    Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

  • 2 Corintios 1:4

    quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones. De esta manera, con la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que están en cualquier tribulación.

  • 2 Corintios 1:5

    Porque de la manera que abundan a favor nuestro las aflicciones de Cristo, así abunda también nuestra consolación por el mismo Cristo.

  • 2 Corintios 1:6

    Pero si somos atribulados, lo es para el consuelo y la salvación de ustedes; o si somos consolados, es para la consolación de ustedes, la cual resulta en que perseveren bajo las mismas aflicciones que también nosotros padecemos.

  • 2 Corintios 1:7

    Y nuestra esperanza con respecto a ustedes es firme, porque sabemos que, así como son compañeros en las aflicciones, lo son también en la consolación.

  • 2 Corintios 1:8

    Porque no queremos que ignoren, hermanos, en cuanto a la tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, hasta perder aun la esperanza de vivir.

  • 2 Corintios 1:9

    Pero ya teníamos en nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios que levanta a los muertos,

  • 2 Corintios 1:10

    quien nos libró y nos libra de tan terrible muerte. Y en él hemos puesto nuestra esperanza de que aun nos librará,

  • 2 Corintios 1:11

    porque ustedes también están cooperando a nuestro favor con ruegos, a fin de que el don que se nos concedió sea para que muchas personas den gracias a nuestro favor.

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