• 2 Reyes 22:4

    — Ve al sumo sacerdote Hilquías y dile que vacíe el dinero que ha sido traído a la casa del SEÑOR y que los guardias de la puerta han recogido del pueblo.

  • 2 Reyes 22:5

    Que lo entreguen en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa del SEÑOR, para que lo entreguen a los que hacen la obra en la casa del SEÑOR, con el propósito de reparar las grietas de la casa

  • 2 Reyes 22:6

    (es decir, a los carpinteros, a los constructores y a los albañiles), a fin de comprar madera y piedra labrada para reparar la casa.

  • 2 Reyes 22:7

    Pero que no se les pida cuenta del dinero cuyo manejo se les confía, porque ellos proceden con fidelidad.

  • 2 Reyes 22:8

    Entonces el sumo sacerdote Hilquías dijo al escriba Safán: — He hallado el libro de la Ley en la casa del SEÑOR. E Hilquías entregó el libro a Safán, y este lo leyó.

  • 2 Reyes 22:9

    Entonces el escriba Safán fue al rey y le dio informes diciendo: — Tus siervos han vaciado el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa del SEÑOR.

  • 2 Reyes 22:10

    Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo: — El sacerdote Hilquías me ha dado un libro. Y Safán lo leyó en presencia del rey.

  • 2 Reyes 22:11

    Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras del libro de la Ley, rasgó sus vestiduras.

  • 2 Reyes 22:12

    Luego el rey mandó al sacerdote Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías, el siervo del rey, diciendo:

  • 2 Reyes 22:13

    — Vayan y consulten al SEÑOR por mí, por el pueblo y por todo Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira del SEÑOR que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no han obedecido los mandamientos de este libro de hacer conforme a todo lo que ha sido escrito acerca de nosotros.

  • 2 Reyes 22:14

    Entonces el sacerdote Hilquías, Ajicam, Acbor, Safán y Asaías fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella.

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