• 2 Reyes 7:2

    El comandante, en cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y dijo: — He aquí, aun cuando el SEÑOR hiciera ventanas en los cielos, ¿sería esto posible? Y él dijo: — ¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!

  • 2 Reyes 7:3

    Había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron unos a otros: — ¿Para qué nos quedamos aquí hasta morir?

  • 2 Reyes 7:4

    Si decimos: “Entremos en la ciudad”, el hambre está en la ciudad, y moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos y pasemos al campamento de los sirios. Si nos conceden la vida, viviremos; y si nos matan, moriremos.

  • 2 Reyes 7:5

    Al anochecer se levantaron para ir al campamento de los sirios. Y cuando llegaron a un extremo del campamento de los sirios, he aquí que no había nadie allí.

  • 2 Reyes 7:6

    Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyera el estruendo de carros, el estruendo de caballos y el estruendo de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: “He aquí, el rey de Israel ha contratado contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios para que vengan contra nosotros”.

  • 2 Reyes 7:7

    Así que se habían levantado y huido al anochecer dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos y el campamento intacto. Y habían huido para salvar sus vidas.

  • 2 Reyes 7:8

    Cuando estos leprosos llegaron al extremo del campamento, entraron en una tienda, comieron y bebieron y tomaron de allí plata, oro y ropa; y fueron y los escondieron. Luego regresaron y entraron en otra tienda; también de allí tomaron, y fueron y lo escondieron.

  • 2 Reyes 7:9

    Luego se dijeron unos a otros: — No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, y nosotros estamos callados. Si esperamos hasta la luz de la mañana, nos alcanzará la maldad. Ahora pues, vayamos, entremos y demos la noticia a la casa del rey.

  • 2 Reyes 7:10

    Entonces fueron y dieron voces a los porteros de la ciudad, y les informaron diciendo: — Fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había nadie, ni la voz de nadie, sino solo caballos y asnos atados; y las tiendas estaban intactas.

  • 2 Reyes 7:11

    Los porteros lo proclamaron y lo anunciaron dentro de la casa del rey.

  • 2 Reyes 7:12

    Entonces el rey se levantó de noche y dijo a sus servidores: — Yo les diré lo que nos han hecho los sirios: Ellos saben que tenemos hambre y han salido de sus tiendas para esconderse en el campo diciendo: “Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos en la ciudad”.

  • 2 Reyes 7:13

    Entonces intervino uno de sus servidores y dijo: — Que se tomen cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (a los que quedan les sucederá como a toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; les sucederá como a toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y mandemos a ver.

  • 2 Reyes 7:14

    Tomaron, pues, dos carros tirados por caballos; y el rey envió mensajeros tras el ejército de los sirios, diciéndoles: — Vayan y vean.

  • 2 Reyes 7:15

    Fueron tras ellos hasta el Jordán, y he aquí que todo el camino estaba lleno de prendas de vestir y equipo que los sirios habían arrojado en su apresuramiento. Los mensajeros volvieron e informaron al rey.

  • 2 Reyes 7:16

    Entonces el pueblo salió y saqueó el campamento de los sirios. Y sucedió que se vendían siete kilos de harina refinada por once gramos de plata, y quince kilos de cebada por once gramos de plata, conforme a la palabra del SEÑOR.

  • 2 Reyes 7:17

    El rey puso a cargo de la puerta de la ciudad a aquel comandante en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo atropelló junto a la puerta; y murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a él.

  • 2 Reyes 7:18

    Sucedió, pues, tal como el hombre de Dios había hablado al rey, diciendo: “Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderán siete kilos de cebada por once gramos de plata y un kilo y medio de harina refinada por once gramos de plata”.

  • 2 Reyes 7:19

    Aquel comandante había respondido al hombre de Dios y había dicho: “He aquí, aun cuando el SEÑOR hiciera ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?”. Y Eliseo le había dicho: “¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!”.

  • 2 Reyes 7:20

    Y así le ocurrió, porque el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió.

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