Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Samuel 13:10-19 verso por verso
Entonces Amnón dijo a Tamar: — Trae la comida al dormitorio para que yo la coma de tu mano. Tamar tomó los pasteles que había cocido y los llevó a su hermano Amnón, al dormitorio.
Cuando ella se los puso delante para que él comiera, él asió de ella y le dijo: — Ven, acuéstate conmigo, hermana mía.
Ella le respondió: — ¡No, hermano mío! ¡No me fuerces, porque no se debe hacer esto en Israel! ¡No hagas tal vileza!
Porque, ¿adónde iría yo con mi deshonra? Tú mismo serías considerado como uno de los hombres viles en Israel. Ahora pues, habla al rey, y él no rehusará darme a ti.
Pero él no la quiso escuchar; sino que, siendo más fuerte que ella, la forzó y se acostó con ella.
Luego la odió Amnón con tal odio, que el odio con que la odió fue mayor que el amor con que la había amado. Y Amnón le dijo: — ¡Levántate; vete!
Ella respondió: — ¡No! Porque este mal de echarme es mayor que el otro que me has hecho. Pero él no la quiso escuchar.
Más bien, llamó a su criado que le servía y le dijo: — ¡Echa a esta fuera de aquí, y pon el cerrojo a la puerta tras ella!
Ella estaba vestida con una túnica de diversos colores, porque así solían vestir las hijas vírgenes del rey. Y su criado la echó fuera y puso el cerrojo a la puerta tras ella.
Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, rasgó su túnica de diversos colores que llevaba, puso las manos sobre su cabeza y se fue gritando.