- 
                
                
Pensé: “Me levantaré e iré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscando al que ama mi alma”. Lo busqué, pero no lo hallé.
             
                    - 
                
                
Me encontré con los guardias que rondan la ciudad y les pregunté: “¿Han visto al que ama mi alma?”.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad