Y aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová venía a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David danzando y jugando, y lo menospreció en su corazón.

Michal... vio... a David bailando y jugando. Sus movimientos serían lentos y medidos, adecuados al carácter grave y solemne de la música. Aunque sus vestiduras reales estaban a un lado, estaba vestido como los otros oficiales, mostrando una humildad adecuada en la presencia inmediata de Dios. Los sentimientos manifestados por Michal fueron sólo una ebullición de bazo de una mujer orgullosa y apasionada.

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