Y aconteció después de muchos días, que vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab; y haré llover sobre la tierra.

El tercer año. En el Nuevo Testamento se dice que no hubo lluvia "por espacio de tres años y seis meses". La lluvia temprana cayó en nuestro marzo, la lluvia tardía en nuestro octubre. Aunque Acab pudo haber ridiculizado al principio el anuncio de Elías, cuando ninguna de estas lluvias cayó en su estación, se indignó contra el profeta como causa del Juicio de la nación, y lo obligó, con la dirección de Dios, a consultar su seguridad en la huida. Esto ocurrió seis meses después de que se le dijera al rey que no habría rocío ni lluvia; y a partir de este período se computan los tres años de este pasaje.

Ve, muéstrate a Acab. El rey había permanecido obstinado y sin reformarse. Había que darle otra oportunidad de arrepentirse, y Elías fue enviado para declararle la causa del juicio nacional, y prometerle, a condición de que lo eliminara, la bendición inmediata de la lluvia.

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