Y el rey envió a llamar a Simei, y le dijo: Edifica para ti una casa en Jerusalén, y habita allí, y no salgas de allí a ninguna parte.

El rey envió y llamó a Simei. Probablemente residía en Bahurim, su lugar de origen. Pero, como era un personaje sospechoso, Salomón lo condenó en adelante a vivir en Jerusalén, bajo pena de muerte por salir por las puertas. Se sometió a este encierro durante tres años, cuando, violando su juramento, Salomón lo arrestó y lo mató por perjurio, agravado por su anterior delito de alta traición contra David.

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