Y este hombre subía cada año de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo. Y estaban allí los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.

Este hombre subía anualmente de su ciudad para adorar... en Silo. En ese lugar estaba el 'único santuario de la tierra', y allí se dirigía en las tres fiestas solemnes, acompañado por su familia en una de ellas, probablemente la Pascua. Aunque era un levita, no podía ofrecer personalmente un sacrificio, lo cual era una tarea exclusiva de los sacerdotes; y su piedad en mantener una asistencia regular a las ordenanzas divinas es más digna de mención, ya que el carácter de los dos sacerdotes que las administraban era notoriamente malo.

Pero sin duda creía y actuaba en la creencia de que las ordenanzas eran 'medios eficaces de salvación, no por ninguna virtud en ellas o en quienes las administraban, sino por la gracia de Dios que se comunicaba a través de ellas'.

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