Y Samuel dijo a todo Israel: He aquí, he escuchado vuestra voz en todo lo que me habéis dicho, y he hecho un rey sobre vosotros.

Samuel dijo a todo Israel. El venerable juez, al renunciar a su autoridad magisterial, desafió la más minuciosa investigación de cada acto de su administración. Invitó a todos los que alguna vez hubieran presentado una causa para su decisión, a que declararan si consideraban que se había cometido una injusticia contra él, o si se había abusado de los intereses públicos confiados a su cuidado.

De pie en una asamblea abierta, tomó a Dios como testigo de que sus manos eran puras, y que la rectitud y la integridad habían calificado todo el curso de su vida oficial. La historia no presenta en ningún lugar un ejemplo más sorprendente de la sublimidad moral. Grotius compara a Samuel con Arístides.

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