Y sucedió que cuando terminó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán se unió al alma de David, y Jonatán lo amó como a su propia alma.

El alma de Jonatán estaba unida con el alma de David. Eran casi de una edad. El príncipe se había interesado poco por David como trovador; pero su heroísmo y porte modesto y varonil, su piedad y grandes dotes encendieron la llama, no sólo de admiración, sino de afecto, en la mente simpática de Jonathan.

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