E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, pero no como los reyes de Israel que fueron antes de él.

Hizo... mal... pero no como los reyes de Israel, o, como lo expresa Sir H. Rawlinson ('Outlines of Assyrian History', p. 28:), 'la segunda ascensión de Hoshea data del período cuando se quitó el yugo de Asiria.' A diferencia de sus predecesores de la época de Jeroboam, no estableció los ritos de Baal ni obligó al pueblo a adherirse al culto simbólico de los becerros. Pero aunque en estos aspectos Oseas actuó como corresponde a un rey constitucional de Israel, sin embargo, a través de la influencia de los diecinueve príncipes que habían balanceado el cetro ante él, todos los cuales habían sido celosos patrocinadores de la idolatría, y muchos de los cuales también habían sido infames. por crímenes personales, la nación entera se había desmoralizado de tal manera que el justo juicio de una Providencia airada se cernía sobre ella.

Esta parece ser la visión justa del caso (Prideaux, 'Connection'). Al mismo tiempo, Josefo ('Antigüedades', b. 9:, cap. 13:) describe a Oseas como un 'hombre malvado y despreciador del culto divino'. En consecuencia, muchos en la actualidad han asumido la opinión de que el que fue el último fue el peor y el más malvado de todos los reyes. A través de su carácter irreligioso e influencia se consumó la depravación nacional; y habiendo sido completamente violado el pacto, Yahvé permitió que el conquistador asirio derrocara el reino de las diez tribus.

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