Y David envió mensajeros, y la tomó; y ella vino a él, y él se acostó con ella; porque se purificó de su inmundicia, y volvió a su casa.

David envió mensajeros y la tomó. Los reyes despóticos de Oriente, cuando se encaprichan de una mujer, envían un oficial a la casa donde ella vive, quien anuncia que es del agrado real que se traslade a palacio. Allí se le asigna un apartamento, y si es elegida reina, el monarca ordena que se haga el anuncio de que la ha tomado para que sea su principal esposa. Muchos ejemplos de la historia oriental moderna muestran la facilidad y rapidez con que se contraen tales matrimonios secundarios y se añade una nueva belleza al serrallo real.

Pero David tuvo que hacer una promesa, o más bien una estipulación expresa, a Batseba, antes de que ella cumpliera con la voluntad real ( 1 Reyes 1:13 ; 1 Reyes 1:15 ; 1 Reyes 1:17 ; 1 Reyes 1:28); porque, además de su trascendente belleza, parece haber sido una mujer de talento y dirección superiores para obtener el objeto de su ambición; y en su seguridad de que su hijo suceda en el trono, en su prontitud para dar aviso de su embarazo, en su actividad para derrotar la expectativa natural de Adonías de suceder a la corona, en su dignidad como madre del rey, vemos indicaciones muy fuertes de el ascendiente que ganó y mantuvo sobre David, quien quizás tuvo mucho tiempo libre y la oportunidad de descubrir el castigo de esta conexión infeliz en más de un sentido ('Calmet' de Taylor).

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