Ahora, pues, levántate y sal, y habla cómodamente a tus siervos; porque yo juro por Jehová que si no sales, no se quedará ninguno contigo esta noche, y eso será peor para ti que todo el mal que te ha sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Ahora, pues, levántate, sal y habla con tranquilidad a tus siervos. El rey comprendió la verdad de la reprimenda de Joab; pero la amenaza con la que la hizo cumplir, basada en la ilimitada popularidad del general entre el ejército, lo mostró como una persona peligrosa; y esa circunstancia, junto con la violación de una orden expresa de tratar con suavidad a Absalón por su causa, produjo en la mente de David un odio arraigado, que se manifestó fuertemente en sus últimas instrucciones a Salomón.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad