Y dijo David a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: Rasgad vuestros vestidos, ceñíos de cilicio y haced duelo ante Abner. Y el mismo rey David siguió el féretro.

Rasgad vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio: una prenda exterior de tela de pelo áspera, usada por los dolientes. Por lo general, no era más que un gran trozo de tela cuadrado que envolvía a la persona y se sujetaba a la cintura con un cinturón. El dolor de David era sincero y profundo, y aprovechó la ocasión para expresarlo públicamente con las honras fúnebres que designó para Abner.

El propio rey David siguió el féretro, una especie de armazón de madera, que en parte se parecía a un ataúd y en parte a una carretilla de mano.

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