Pero dejad la cepa de sus raíces en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce, en la hierba tierna del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y sea su parte con las bestias en la hierba de la tierra:

Dejad el muñón de sus raíces en la tierra, aun con atadura de hierro y bronce. El reino todavía está reservado seguro para él por fin, como un tocón de árbol seguro por un aro de bronce y hierro de ser dividido por el calor del sol, con la esperanza de que vuelva a crecer ( cf. Job 14:7 ). Barnes lo refiere al encadenamiento del maníaco real.

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