Un torrente de fuego brotó y salió de delante de él: mil miles le servían, y diez mil veces diez mil estaban delante de él: el juicio fue puesto, y los libros fueron abiertos.

Un torrente de fuego brotó y salió de delante de él: miles de miles le servían, así que en la entrega de la ley (, "El Señor vino del Sinaí... con diez mil santos (ángeles santos); de su diestra salía para ellos una ley de fuego", "He aquí, el Señor viene con diez mil de sus santos").

Diez mil veces diez mil estaban delante de él, imagen del Sanedrín, en la que el padre del consistorio se sentaba con sus asesores a cada lado, en forma de semicírculo, y el pueblo de pie delante de él.

El juicio fue fijado, los jueces se sentaron ( "Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y se les dio juicio").

Y los libros fueron abiertos, imagen forense; todos los documentos de la causa en cuestión, relacionados con la condenación del Anticristo y su reino, y el establecimiento del reino del Mesías. El juicio debe pasar sobre el mundo, como si estuviera bajo maldición, antes de que venga la gloria; pero el Anticristo ofrece la gloria sin la cruz, un mundo renovado sin que el mundo sea juzgado.

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