Oh Señor, conforme a toda tu justicia, te ruego que tu ira y tu furor se aparten de tu ciudad Jerusalén, tu monte santo; porque a causa de nuestros pecados, y por la iniquidad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo se han vuelto un reproche para todos los que nos rodean.

Oh Señor, de acuerdo con toda tu justicia, no una justicia severa en el castigo, sino tu fidelidad a tus promesas de misericordia para aquellos que son fieles a ti.

Que tu ira y tu furor se aparten de tu ciudad, escogida como tuya en la elección de la gracia, que no cambia.

Por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo han venido a ser oprobio de todos los que nos rodean.

Él no impugna la justicia de Dios en esto, como lo hicieron los quejosos ( Ezequiel 18:2 : cf.).

Tu pueblo se ha convertido en oprobio para todos los que nos rodean, lo que trae oprobio sobre tu nombre. "Todas las naciones que nos rodean" dirán que tú, Yahweh, no pudiste salvar a tu pueblo peculiar. Asi que, "por causa del Señor", "por tu propio bien".

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