Porque tú eres un pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha escogido para ser un pueblo especial para él, por encima de todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra.

Porque eres un pueblo santo para el Señor: es decir, apartado para el servicio de Dios, o elegido para ejecutar los importantes propósitos de su providencia. Su selección para este elevado destino no se debió ni a su número, pues, hasta después de la muerte de José, no eran más que un puñado de personas, ni a sus extraordinarios méritos, pues a menudo habían seguido una conducta sumamente perversa e indigna, de modo que Él no podía obtener ninguna ventaja de sus servicios, sino que fue a consecuencia del pacto o promesa hecha con sus piadosos antepasados; y los motivos que condujeron a ese acto especial fueron tales que tendían no sólo a vindicar la sabiduría de Dios, sino a ilustrar su gloria al difundir las mejores y más preciosas bendiciones a toda la humanidad (ver La sabiduría de Dios,Éxodo 19:6 ; Éxodo 22:31 ; Levítico 20:24 ).

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