Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte y probarte, para saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos.

Te acordarás de todo el camino por el que... Dios te condujo estos cuarenta años. La recapitulación de toda su accidentada experiencia durante ese largo período estaba destinada a despertar vivas impresiones de la bondad de Dios. En primer lugar, Moisés les mostró el objeto de sus prolongadas andanzas y de sus variadas dificultades: eran pruebas de su obediencia, así como castigos por el pecado. En efecto, el descubrimiento de su infidelidad e inconstancia, y de sus rebeldías y perversidades, que esta variada disciplina puso de manifiesto, fue de utilidad eminentemente práctica para los propios israelitas, como lo ha sido para la Iglesia en todas las épocas posteriores. 

A continuación, amplió la bondad de Dios para con ellos, mientras estaban reducidos a los últimos extremos de la desesperación, en la provisión milagrosa que, sin ansiedad ni trabajo, se hizo para su sustento diario (ver la nota en Éxodo 16:12 ), y el cual, al no poseer propiedades nutritivas inherentes a él, contribuyó a su sustento, como ciertamente lo hace todo alimento ( Mateo 4:4 ), únicamente a través de la ordenanza y bendición de Dios. Esta observación es aplicable tanto a los medios de vida espiritual como a los naturales.

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