También he decretado que el que altere esta palabra, sea derribado de su casa, y siendo levantado, sea colgado en ella; y que su casa sea convertida en un estercolero por esto.

El que altere esta palabra. La advertencia estaba dirigida especialmente contra los turbulentos y fanáticos samaritanos. El propósito extremadamente favorable de este edicto, que fue emitido unos 16 o 17 años después del de Ciro, se debió sin duda en cierta medida a la influencia de Ciro, de quien Darío tenía una gran admiración, y con cuyas dos hijas se había casado. Pero procedió aún más de las profundas impresiones hechas incluso en el pueblo idólatra de ese país y esa época, en cuanto al Ser y la Providencia del Dios de Israel.

Puede arrojar más luz e ilustración sobre los motivos que influyeron en Darío, mencionar lo que afirma Josefo ('Antigüedades', b. 11: cap. 3:, secs. 1-9), que Darío, que estaba muy apegado a los judíos, había hecho un voto de que si alguna vez llegaba a ser rey, ya que tenía un derecho legítimo a esa dignidad, restauraría los vasos sagrados y reconstruiría la casa de Yahvé en Jerusalén; que Zorobabel, que había sido su amigo familiar en la vida privada, al enterarse de la elevación de Darío al trono, se puso en marcha expresamente para recordar al rey su voto, y obtuvo de su majestad las subvenciones más liberales. Envió cartas a los gobernantes que estaban en Siria y Fenicia para que cortaran y llevaran cedros del Líbano a Jerusalén y le ayudaran a construir la ciudad.

Además, ordenó que se liberara a todos los cautivos; que no se cobraran impuestos reales a los judíos; que no se exigiera ningún tributo sobre las tierras que poseyeran; y que se dieran cincuenta talentos para la construcción del templo, y en relación con los actos que tenían por objeto restaurar los servicios del templo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad