Y partimos del río de Ahava el duodécimo día del primer mes, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estuvo sobre nosotros, y nos libró de la mano del enemigo y de los que nos acechaban en el camino.

Partimos del río de Ahava el duodécimo día del primer mes. Computando desde el momento de su salida hasta el período de su llegada, ocuparon cerca de cuatro meses en el camino. Su salud y seguridad fueron maravillosas durante un viaje tan largo. Las caravanas de peregrinos de hoy en día realizan largos viajes a través de los desiertos más salvajes de Oriente bajo la protección de un firman de la Puerta y una escolta de soldados.

Pero el hecho de que un grupo numeroso compuesto, como el de Esdras, por algunos miles de hombres, mujeres y niños, no acostumbrados a viajar, indisciplinados en el orden y sin fuerza militar, y con una cantidad tan grande de tesoros que tienta la codicia de las tribus merodeadoras y saqueadoras de los desiertos, realice un viaje tan largo y arduo en perfecta seguridad, es uno de los acontecimientos más asombrosos registrados en la historia. Nada más que el cuidado vigilante de una Providencia superinteligente podría haberlos llevado con seguridad a su destino.

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