Vinieron, pues, las criadas de Ester y sus eunucos y se lo dijeron. Entonces la reina se entristeció mucho; y envió ropa para vestir a Mardoqueo, y para quitarle el cilicio, pero él no lo recibió.

Entonces la reina se entristeció mucho; y envió ropa para vestir a Mardoqueo. Su objetivo al hacerlo era prepararlo para que volviera a ocupar su cargo anterior o, quizás, prepararlo para que se acercara lo suficiente al palacio para informarle de la causa de tan repentina y extrema angustia.

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