Y Faraón se levantó en la noche, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto; porque no había casa donde no hubiera un muerto.

No había una casa donde... no hubiera un muerto. Tal vez esta afirmación no deba tomarse de manera absoluta. Las Escrituras usan frecuentemente las palabras "todos", "ninguno", en un sentido comparativo, y así en este caso. Habría muchas casas en las que no habría ningún niño, y muchas en las que el primogénito podría estar ya muerto. Lo que debe entenderse es que casi todas las casas de Egipto tenían una muerte.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad