Ahora bien, esto es lo que ofrecerás sobre el altar; dos corderos de un año día tras día continuamente.

Dos corderos. Una vez completados los preliminares sagrados, Moisés fue instruido en el fin o propósito al cual estaban subordinados estos preparativos, a saber, la adoración de Dios; y de ahí la institución del sacrificio matutino y vespertino. La institución era tan imperativa, que en ninguna circunstancia se podía prescindir de esta oblación diaria; y su debida celebración aseguraría la gracia y la bendición tantas veces prometidas de su Rey celestial.

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